viernes, 30 de enero de 2009

Standby

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Pues eso.

Por tres meses, más o menos.

domingo, 4 de enero de 2009

Libertad y cambio social (III)

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Mi último objetivo sería producir una reflexión a cerca de cómo se puede producir un radical cambio en el ser humano de una manera más o menos “natural” en el marco de una revolución social que derroque el capitalismo para erigir una sociedad, unas relaciones productivas, un modo de producción y un estado socialista. La pregunta es complicada y siempre he tenido la impresión que no ha sido suficientemente tratada en los autores más básicos. En textos del ABC del marxismo, la cuestión no suele ocupar más que unos pocos parágrafos que parecen suponer, la mayoría de las veces, que la “naturaleza humana” es totalmente elástica.


La verdad es que no creo que seamos un chicle pero si que somos arcilla y agua. Habría que conocer en que grado somos elásticos, plásticos o inamovibles.


El hombre es trabajo y mientras trabaja, es decir, cambia el mundo que le rodea en su beneficio, también se cambia a sí mismo. El hombre, al trabajar, ha desarrollado la inteligencia y el lenguaje para comunicarse con los demás y coordinarse; el hombre es un ser social.


http://civilizacionsocialista.blogspot.com/2008/04/la-falsa-teora-de-las-fuerzas.html


La organización superior que crea el individuo es la sociedad, cuya intrincación también tiene una difícil comprensión y, hasta el descubrimiento del materialismo histórico, poco se podía decir de ella excepto opinar.


La sociedad influye extraordinariamente en el individuo marcándole, prácticamente en todo: quién es y quién será. Dichas sociedades, erigidas en beneficio de una clase social hegemónica, tienen unos mecanismos para reproducirse: la educación, la religión, la propaganda, el sentido común, la policía, los juzgados, el ejercito… y, lo más importante e indirecta madre de lo anterior, la imposición de una determinada manera concreta de producir.


La construcción del socialismo, pues, tiene que estar basado en el cambio del modo de producir y de las relaciones de producción, es decir, tiene que estar basado en una manera nueva de producir. Esta novedad engendraría un nuevo hombre pero no deberíamos esperar este proceso de una manera mecánica. Hará falta echar mano de una serie de estrategias para facilitar el proceso, estrategias que surgirán a partir de ese necesario nuevo modo de producción y, a su vez, necesarias para éste.


Como no estamos en la situación concreta de cambio social, una de las pocas maneras de poder especular a cerca de que medidas se deberían tomar, es mirar que medidas se han tomado en cambios sociales anteriores.


El capitalismo, para crear una ingente masa de proletariados, liberó a los campesinos de sus pequeñas propiedades y a los esclavos de sus cadenas. Quería personas libres para darles elegir entre morirse de hambre o de asco. Todo muy liberal.



En sus primeros pasos, hasta la instauración de sus modernas y perfeccionadas maquinarias de control (democracia parlamentaria, medios de comunicación, alienación en el ocio…), tiró por la vía de la contención mediante la violencia y la represión más descarnada contra el pueblo.


Sin embargo, el socialismo no puede sacar una enseñanza de esto ya que, pese a contar con personas, hasta la médula, impregnadas con el espíritu del capitalismo, no puede modificar su voluntad de una manera similar a la capitalista ya que es la propia masa, lanzada por sus necesidades a derrocar el viejo régimen, quien ejercerá posteriormente la dictadura del proletariado, una dictadura que no podrá ejercerla sobre sí misma. Aquí radica uno de los grandes problemas del socialismo ya que tan solo puede echar mano a las tácticas de contención social persuasivas y, como hemos visto, en los primeros pasos de una estructura económica dada, la hegemonía ideológica que se genera para reproducirse como sociedad, está muy poco perfeccionada. Sin embargo es la única vía que hay, el socialismo se ha de construir, tras el derroque violento de la burguesía, mediante la persuasión, la educación, la pedagogía, el diálogo. No solo el socialismo debe buscar una nueva manera de producir sino que tiene que buscar también una nueva manera de reproducirse.


Con todo, la organización política del socialismo no deberá estar fundamentada ni en un “dirigismo educativo” llevado por la vanguardia proletaria ni en un democratismo ingenuo de una masa impregnada de los vicios del estadio anterior. Será sin duda una mezcla con tantas diferentes proporciones de dichos factores como situaciones diferentes se den en el difícil camino de la edificación del socialismo. En primera instancia se tenderá al dirigismo de la vanguardia siempre frente al atento control de la masa, verdadera heroína de esta historia, y en el momento que ya no haga falta una vanguardia que tire del carro, habremos llegado ya al final de la trayectoria social del hombre. La manera más efectiva que tendrá el socialismo de reproducirse será la manera más efectiva de extinguirse y parir la sociedad comunista. En ésta, los problemas con los que se enfrentará el ser humano serán, felizmente, de otro tipo.