jueves, 12 de junio de 2008

Mi visión del "ecosocialismo"


El término ecosocialismo está manchado por el revisionismo y la pusilánime política de los partidos verdes llenos de los males citados en anteriores entradas. Por tanto, me gustaría abandonar formalmente el término ecocapitalismo ya que entiendo que el marxismo, ya de por sí, puede dar, en su lógica, salidas viables a los problemas ecológicos

Marx, como tantos otros pensadores de su época, y como toda la santa mayoría de almas pre1970, no llegó a plantearse los problemas del hombre con su entorno ecológico más allá de la concepción del “hombre a merced de la naturaleza” y poco llegó a plantearse los problemas que acarrearían el “la naturaleza a merced del hombre” aunque alguna reflexión puramente especulativa encierra su obra.

Sin embargo, y aquí se demuestra como el materialismo histórico es una ciencia viva, podemos esbozar muy parcamente que el socialismo, en tanto creación dialéctica de una sociedad a la medida del hombre, hecha por y para éste, tiene una serie de ventajas objetivas por su carácter de centralización y planificación racional de la economía, racionalidad que se cristalizaría en procesos de producción, lógicamente, ecorespetuosos.


Si en el capitalismo teníamos que el hombre no controla ni su producción ni el producto de su trabajo, si hasta el mismo capitalista (dueño del sistema, tanto estructural como superestructural) no es más que un mero esclavo (bajo pena de dejar su categoría económica burguesa si no acepta tal yugo) de las demandas de la fría “lógica” acumulativa del capital y de sus características nihilistas, mercantilizantes, irracionales y antisociales, en el socialismo el hombre inicia el camino social de la desaparición de las clases y de la alienación.

Sería lógico que, sin llegar a describir las medidas concretas que se deberán aplicar (lo que nos haría retroceder hacia el utopismo ramplón y de esencia reaccionaria), se entendiera rápidamente que una de las maneras que tendría el hombre de cuidarse a sí mismo sería cuidar de su entorno. Se generaría dialécticamente una consciencia esencialmente ecogoista que nos permitiría afrontar la constricción ecológica más exitosamente que con el capitalismo.

Más allá de eso, se me antojan diversas preguntas que tendrán que no está en mi mano responder con petulante certeza ahora, una de ellas estaría encuadrada en la legitimidad de las teorías sobre el desarrollo, en si el crecimiento de las fuerzas productivas seguirá adelante o no. De primeras, respondería que sí, éstas se desarrollarían en la búsqueda de nuevas fuentes de energía, así como el desarrollo de procesos productivos ecoeficientes, mejoras sanitarias, educativas, materiales, innovación intelectual, artística, etc. También se tendrá que plantear, a largo plazo, la búsqueda de riquezas extraplanetarias y la colonización de otros planetas, dejemos aquí el tema pues entra ya menos en el campo del materialismo histórico que en el de la ciencia ficción.


En este sentido, se debería frenar el malsano consumismo sin llegar a concebir el socialismo como un estado racional pero indudablemente utópico que se caracterizaría por una autoimpuesta y triste austeridad de exigua riqueza material; nada más lejos de la realidad puesto que una de las condiciones prácticamente ineludibles del socialismo es que tendrá que proporcionar, respecto al capitalismo, una mayor riqueza, tanto material como “espiritual”, al hombre.

En este marco que, como vemos, es muy abierto, se podrán plantear debates en el seno de la sociedad que abarquen, por ejemplo, la superación de un principio ecogoista con perspectivas a una posible aceptación de corrientes afines al veganismo siempre que estén basadas y planteadas desde un punto de vista científico.

Aún en el caso hipotético de no encontrar una salida viable a la constricción ecológica, si ésta parece frenar necesariamente el desarrollo humano, se podrá plantear la disminución drástica de las fuerzas productivas, haciendo una lógica síntesis con las tesis de Lafarge que recomiendan pocas horas de trabajo con un consumo de productos materiales pobre pero con una vida dedicado al “reino de la libertad”, el ocio tanto perezoso como intelectual.

En éste y otros aspectos, el debate queda abierto.

1 comentario:

Gunfia dijo...

Se nota ese corrector del word.

Pelmazo, zángano de colmena.