martes, 16 de diciembre de 2008

Libertad y cambio social (II)


Si en otra entrada hablábamos a cerca de que el cambio social y el cambio del “margen de actuación individual” (libertad) están necesariamente ligados, ahora me gustaría hacer reflexiones no tan en abstracto.

Pongamos un ejemplo sencillo, en el campo de la costumbre gastronómica. Europa descubrió un nuevo continente, América (aunque sus nativos ya hacia tiempo que lo habían descubierto). Como el viejo continente tenía la oportunidad de hacerlo, explotó sus tierras, productos y habitantes. En este hecho está uno de los factores que hicieron posible el capitalismo.


Los comerciantes quisieron introducir nuevos productos en el mercado, entre ellos la patata. La patata está deliciosa pero suscitaba recelos entre la población francesa, se consideraba casi incomestible, aquellos que la consumían eran menospreciados, de hecho la expresión “¡come patatas!” era un insulto bastante trillado.


Antoine Parmentier, farmacéutico célebre, elaboró un plan para promocionar el consumo de patata: regaló flores de patata a los reyes, organizó fiestas con los privilegiados de la época (así como los ejemplos morales al poseer la hegemonía ideológica) cuyos banquetes tenían como ingrediente principal la patata, etc. A su vez, cultivó e hizo vigilar una plantación con nuestro entrañable tubérculo y una noche, de sopetón, hizo retirar a toda la guardia de manera que el pueblo, ansioso y expectante, saqueó el lugar. Esa noche se cocieron patatas.


Con lo anterior, podemos ver no solo que Parmentier era un gran farmacéutico sino que también un gran conductista.


Otro ejemplo seria la lucha antipatriarcal que se está dando en el estado español. Dicha lucha, motivada por diferentes factores, está constituida por métodos pedagógicos (educación, publicidad…) y coactivos-administrativos (cárcel, multas…). Pudimos ver como, casi de un día para otro, el ser gay pasó de ser, prácticamente, una maldición a ser algo muy cool. También podemos ver como las tensiones creadas hacen emerger o, simplemente destapar, múltiples casos de violencia machista.


Fidel Castro, de una manera similar a Parmentier, popularizó el consumo de pescado en Cuba, comiendo él mismo una pieza delante de la televisión. Él también es un gran conductista. Comprendió que el pescado no se consumía debido a que era considerado un alimento de pobres; al igual que Parmentier, él utilizó el ejemplo moral (esta vez, no como regordete y pomposo noble si no en tanto elemento de vanguardia proletaria) como instrumento de motivación.


El conductismo es la ciencia que estudia el comportamiento humano y de ella se deriva una ingeniería, la ingeniería del comportamiento destinada a generar nuevas conductas. En su momento, el conductismo hizo que corrieran ríos de tinta sobre cómo podía revolucionar la sociedad. El libro Walden II de Skinner plantó una utopía comunista edificada gracias al conductismo, dicho proyecto se ha intentado llevar a la práctica con pobres resultados, fundamentalmente debido a que Skinner indujo a desligar el conductismo de la política cuando el primero debería estar al servicio de ésta.


Que ningún paladín de la libertad tanto de “izquierda” como de derecha se escandalice con una supuesta defensa de un “lavado de cerebro” ya que todos aplicamos un burdo conductismo cuando intentamos inculcar una pauta de comportamiento a un crío a nuestro cargo, a un amigo con una dieta o hábitos poco saludable, etc. El conductismo tan solo intenta objetivar, optimizar y racionalizar el cómo se crea nuestra conducta (refuerzo, motivaciones…) así como el cómo crear otras nuevas.


Un último apunte referente a lo comentado sobre el ejemplo moral como instrumento de motivación. En los países socialistas, la estrategia del ejemplo moral se vio ideal y acorde con la correcta estrategia leninista de los elementos de vanguardia de clase como guías de las masas menos concienciadas hacia la revolución. Sin embargo, en muchos casos, el sobredimensionado uso de este recurso hizo caer a los países socialistas en un espectáculo que, a día de hoy, nos parece tanto ridículo como aberrante. Hablamos del culto a la personalidad; si bien, la idea era buena, podemos extraer la lección de que este tipo y, en general, cualquier tipo propaganda resulta, en exceso, un recurso vacío, alienante y, en definitiva, contraproducente.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenas.

Llevo unas cuantas semanas leyendo tu blog que encontré por casualidad.
No he podido resistir la tentación de escribir unas pocas líneas para felicitarte por él. Independientemente de las discrepancias que pueda tener con respecto a lo que argumentas, me parece muy positivo que haya personas que a dia de hoy analicen problematicas concretas desde una perspectiva marxista con cierto rigor y capacidad de análisis.



Interesantes las entradas acerca de Mayo del 68 o el conductismo, por ejemplo, puedo decir que he aprendido mucho. Desde Cantabria, te animo a seguir escribiendo.

Un saludu revolucionariu.

Daniel.

Gunfia dijo...

Daniel, aprende a escribir correctamente. Zopenco.

Anónimo dijo...

Se me jaz que está too ello bien escritu...

Un saludu, ciber-babión!

Daniel.