La libertad es uno de esos conceptos esquivos. Uno puede pasarse toda una vida intentando captar un ente ideal como el que vamos a tratar para acabar por nunca conseguirlo, aunque sea por consenso. Y por consenso y mayéutica intentaron sabios de la talla de Platón y Sócrates-Platón, malgastaron su inteligencia y tiempo, que podían haber empleado en preocuparse, por ejemplo, por la esclavitud, en captar abstracciones ideales que se resuelven más o menos con tan solo comprarse un diccionario. ¿Pero que voy a decir yo contra ellos? No puedo compararme a tales titanes y ni me interesa o quiero pues son tan solo hombres (muertos) de su tiempo (muerto).
La libertad creo que solo la podré analizar desde ópticas parciales, y con un limitado angular, pero incisivas; si juntamos todas estas visiones podremos quizás tener una panorámica interesante. No quisiera analizarla como aquellos que olvidan que el hombre colgó tal concepto en el cielo y luego piensa que el concepto posó al hombre en la tierra. No lo haremos como esos liberaluchos que con dogmatismo sin par sostienen que la propia libertad (libertad para vender y comprar fuerza de trabajo y de lo que se deriva de ello) es más importante que la vida del hombre, no como urdidores de la ideología dominante del orden dominante que ha sido, incluso, funesta influencia de, igualmente dogmáticos, idealistas de izquierda (nuestro queridísimo heterodoxo izquierdismo posmoderno o encantadora nada, sobretodo sus vertientes neohippies y pseudoanarquistas) así como de pragmáticos revisionistas (la progresía o “socialistas” procapitalistas). Una posible visión de la libertad sería pues esta: idealización de la libertad individual, el individualismo, la ideología burguesa, el cemento del capitalismo.
Otra visión, esta vez bíblica, es la del libre albedrío, la capacidad de poder escoger entre dos sendas maniqueas: el bien o el mal. Pero, y aquí viene mi visión del asunto planteado en preguntas pues tengo más dudas que respuestas, ¿esta visión tiene algún sentido desde un punto de vista material, si aceptamos el determinismo? ¿Es que hay a caso una neurona (o varias) con sus proteínas y reacciones químicas, determinadas por leyes físico-químicas (aunque las desconozcamos), que tome las riendas de nuestra ser, que plasme la voluntad, que sea la iniciadora del impulso eléctrico que se expande mediante la sinapsis? Sin alma de luz, los esquemas mitológicos caen por su propio peso. Pero entonces ¿quién inicia la despolarización inicial, bajo que condiciones, como se perpetúa para configurar nuestra voluntad? ¿Es el azar? Según mi punto de vista, la suerte y el azar es aquello que engloba fenómenos por el momento no determinados o ciencia desconocida.
En los esquemas de la sinápsis, el impluso siempre proviene de una neurona anterior,
¿cuál es la primera neurona que produce el impuslo original?
La ciencia ya puede responder parte de dichos interrogantes, el origen del impuslo eléctrico proviene, probablemente, de las neuronas sensibles que captan nuestro entorno, por tanto no seríamos más que una causa-efecto de nuestras sensaciones tratadas de una manera específica por nuestros mecanismos y estructuras cerebrales, un reflejo de nuestro entorno.
En referencia al tratamiento de los estímulos del entorno, la ciencia actualmente también puede responder a cosas que tanto han preocupado a románticos y ensoñadores poetas y demás yonkis del deseo, el sentimiento y la vida llena de experiencias que contar. Existen unas estructuras cerebrales que parecen determinar la motivación, el núcleo accumbens y el área tegmental central. Dichas estructuras son sistemas dopaminérgicos que median en el sistema reto/recompensa cuya acción provoca las ansias y el placer. Las ansias nos llevan a aceptar un reto que, una vez conseguido, se traducirá en una recompensa bioquímica que se transcribirá en una secreción de péptidos opiodes que inhibirán las neuronas gabaérgicas que inhiben la descarga de dopamina en el cortex prefrontal que provocará un efímero pico de placer y el bienestar. Ciertas substancias endógenas infieren en dicho sistema, son las substancias reforzadoras o drogas que provocan placer así como una notable adicción.
Si se supiera toda la información recibida por alguien y la manera que tiene el individuo de procesarla se podría predecir con exactitud su comportamiento. ¿Dónde deja eso esas alas de humo y luz de los liberales y los conservadores? En el vertedero, donde quizás deba estar. La culpa, el castigo y el mérito dejarían de ser, pues, concebidos como algo derivado de lo ideal para ser algo social y psiconeuronal.
¿Qué sería la libertad? ¿Hacer lo que nos dé la gana, el principio del placer? Nos convertiríamos en meros esclavos de nuestras ganas. La voluntad no sería más que la tramitación de nuestro propio placer, pero aprendemos rápidamente que no podemos hacer lo que, en principio, deseamos, nos reprimimos, nos adaptamos al principio de realidad con la promesa de un placer mayor. Entonces la libertad podría ser, desde un punto de vista psicosocial, aquel bienestar que siente uno cuando con alegría nos encerramos en una celda y, en ésta, nos sentimos acomodados. Dicha celda ha variado y variará en diferentes conformaciones y reglas sociales y morales, el hombre tiene una notable capacidad de interiorización y adaptación a todo tipo de celdas, la historia ya lo ha demostrado.
Sin embargo, la visión más acertada de la libertad es la de estar a gusto y equilibrado en sociedad y como individuo, pudiendo, en tanto ser que produce, tener la posibilidad de innovar y ser creativo, explorar la propia potencialidad, la no alienación. Dado que esto es imposible en el reino del capital, pese a que sus beneficiarios y sus falsarios posen como los paladines de la libertad, me he tenido que construir una definición artificial y provisional.
Dicho punto de vista personal de algo que se nos escapa de las manos como es la libertad es puramente sartreano. Para mí, libertad significa una manera de focalizar mi la voluntad en una responsabilidad moral ineludible frente a una existencia que no tiene sentido a menos que nosotros le demos uno.
Responsabilidad, superación de la alienación, autoencarcelamiento, alas de luz en el vertedero y determinación psicosocial confluyen en la visión parcial más (subjetivamente) acertada de lo que está en boca de todos.
Otro texto os quería presentar que trata sobre cómo compaginar el socialismo con la necesidad del individuo de realizar su potencial (lo que podríamos llamar libertad):
Escrito por alguien que, al parecer, hizo algo más que posar para una foto